domingo, 8 de agosto de 2010

Portal

Llego tarde para hablar de Portal, juego declarado como ‘perfecto’ por muchos entendidos en la materia. Tuve que superar un solo prejuicio para enfrentarlo, que fue que en todo el juego no matabas a nadie. Es un defecto que tengo, si un juego no tiene enemigos para derrotar, en general no me interesa demasiado. Me gusta haberlo superado en este caso, ya que si bien no considero que Portal sea perfecto, es una muy buena experiencia, hasta ineludible, diría.

Considero que es ineludible por tres razones. La primera, es muy corto. Para cualquiera que esté interesado en el mundo del Gaming, aunque no resulte muy seductora la premisa del juego, el hecho de que en dos o tres horas se termina hace más fácil probarlo como objeto de estudio u obra de arte.

La segunda es el increíble sentido del humor con el que está escrito. La protagonista es un sujeto de prueba de una típica corporación maligna que debe atravesar un conjunto de desafíos usando las armas creadoras de portales del título. En todo este proceso es guiada por una AI enloquecida, cargada de sarcasmo y cinismo. La AI promete una porción de torta como premio máximo por atravesar las torretas automáticas, piletas de ácido y bolas de energía que nos encontramos en las pruebas. Definitivamente un premio acorde al desafío. Las líneas de la AI son brillantes y por si solas hacen que valga la pena gastar tiempo en este juego.

Finalmente, creo que es una master class de la concepción de diseño de juegos que concibe al juego como un mundo a ser descubierto con reglas particulares, donde el jugador poco a poco se va dando cuenta de sus propias capacidades y las reglas del mundo, y las explota para su beneficio. Ningún puzzle es inaccesible o frustrante. No hay trampas ni garrones. Las reglas mediante las cuales uno manipula portales, la inercia y los objetos son claras. Cuando uno se enfrenta a un puzzle, aplicando lo aprendido, y piensa “si hago esto ¿funcionará?” es muy satisfactorio comprobar que efectivamente funciona y que no hay caprichos de los diseñadores que se interpongan.

Así, también es una gran caja de arena con la cual jugar. Donde nos podremos divertir largo rato probando que sucede al abrir un portal acá y otro allá. El universo donde todo transcurre, es decir, las instalaciones de la corporación, está sólidamente construido, permitiéndonos inclusive encontrar lugares por fuera del circuito de pruebas donde nuestros predecesores han dejado notas advirtiéndonos de los riesgos de continuar. El más apocalíptico de estos mensajes dice: “The cake is a lie”. La torta será mentira, pero no importa, ya que la recompensa es el viaje en si mismo.

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